13 de octubre de 2012

La manera más fácil de perder algo es quererlo demasiado.

Sigo  pensando que la vida tiene una extraña similitud con el efecto dominó.
Te pasas los días construyendo cuidadosamente esa fila hasta que  un problema golpea y tira la primera ficha e instantáneamente cae la segunda y por mucho que intentes que no caiga la tercera dará igual porque todo se irá a la mierda tarde o temprano. Y entonces ves todo ahí tirado, tanto tiempo empleado, tantas ilusiones invertidas... y piensas en volverla a montar. Hasta que un día estás demasiado cansado de quitar los cascotes y decides desaparecer de ti mismo. Y es que la vida como ya he dicho muchas veces no sólo depende de ti, lo que realmente marca la diferencia es la suerte, y ella nunca se olvida.

"Hay una fuerza externa a todos nosotros que conduce a su antojo el camino de cada uno, algunos lo llaman destino, otros casualidad, yo soy más de echarle la culpa a la suerte."


- Me encantan las puestas de sol. Vamos a ver una puesta de sol.
- Pero tenemos que esperar...
- ¿Esperar qué?
- Esperar a que el sol se ponga.
-¿Sabes?... Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol...


Al igual que en una partida de ajedrez, cuando juegas contra la vida es imposible ganarla pero cuando todas tus figuras empiezan a desaparecer tan solo necesitarás aferrarte a un peón que a medida que vaya avanzando acabe convirtiéndose en una pieza importante de tu tablero.



  
Así que quizá las cosas malas ocurren por una razón: que al ser suspendida se restablezca una relación, que al enfrentarse a una situación difícil las distancias se acorten... pero cuidado porque si empiezas a creer que las cosas malas ocurren por alguna razón duele mucho más cuando no es así.

 La verdad es que todos nuestros recuerdos: los alegres y los tristes son los que nos hacen ser quienes somos.


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