29 de junio de 2013

La vida es como el mar, tienes que ahogarte para sentir su intensidad

En fin, pensándolo bien... ¿ha valido la pena?
Dios Santo, como ha cambiado irremediablemente mi vida, siempre es el último día de verano y me he quedado fuera en el frío sin una puerta para volver a entrar. He tenido más momentos intensos de los que por derecho me corresponderían. Para muchos la vida les pasa de largo mientras hacen grandes planes para ella. A lo largo de mi vida he dejado pedazos de mi corazón aquí y allí, y ahora apenas me queda el suficiente para seguir viviendo... pero fuerzo una sonrisa sabiendo que mi ambición sobrepasaba mucho a mi talento. 
Ya no hay caballos blancos, ni mujeres guapas en mi puerta. 



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