Al día siguiente, al volver junto a los demás, todo son muestras de alegría; no hay reproches ni broncas. Ayer ya pasó, y ahora están juntos; eso es lo que cuenta. Viven ajenos al correr del tiempo. Lo pasado ya no les importa, y de lo por venir no tienen la más mínima conciencia. Por eso la palabra "preocupación" no existe para ellos. Vivir como viven, anclados al presente, hace que esa palabra no tenga sitio en sus vidas. Porque la preocupación existe por algo que pasará, no por algo que está pasando. En el presente no hay pre-ocupación, solo ocupación. No hay un "antes de". Y así viven: dejados de todo lo que no sea darle gusto al cuerpo momento a momento.
Ellos saben lo que sucedió, lo vieron, pero fue demasiado rápido; y con los movimientos tan rápidos y los cambios tan bruscos pasa lo mismo que con los movimientos cuya lentitud hace inapreciables: que hace falta que transcurra el tiempo para poder notarlos, para cobrar conciencia de que han ocurrido.
Y se van a dormir, felices, como solo los animales pueden serlo, porque para ellos no existe nada pasado ni futuro que enturbie el momento. Es felicidad sin dudas, alegría sin peros, luz sin sombras.
Besos y abrazos para quien los necesite.
¡Sed felices!
Todo se reduce a hoy. O, nos curamos, como equipo, o nos desmoronamos jugada a jugada, pulgada a pulgada hasta el final. Ahora estamos en el infierno caballeros. Creerme, y, o nos quedamos aquí, dejándonos machacar, o, luchamos por volver a la luz. Podemos salir del infierno.
En cada juego el margen de error es muy pequeño. Medio segundo más lento o más rápido y no llegas a pasarla. Medio segundo más lento o mas rápido y no llegas a cogerla. Eso es lo que va a marcar la puta diferencia entre ganar o perder, entre vivir o morir.
Os diré una cosa, en cada lucha, aquel que va a muerte, es el que gana ese terreno. Tenéis que mirar al que tenéis a vuestro lado, ¡miradle a los ojos! Creo que vais a ver a un tío dispuesto a ganarla con vosotros, vais a ver a un tío que se sacrificará por este equipo. Porque sabe que cuando llegue la ocasión vosotros haréis lo mismo por él. Eso es un equipo caballeros. Y... o nos curamos ahora como equipo o moriremos como individuos.
El reloj nos anuncia ya la última batalla. En unos minutos se apagará el semáforo y arrancará la última carrera. Ganar todavía es posible, así que hemos borrado la palabra "rendición" de nuestra cabeza. La hemos cambiado por lucha, por esperanza, por magia. Sabemos que casi todo está en nuestra contra pero también que nos vamos a dejar el alma hasta el final. Dentro de unos minutos estaremos en la pista, preparados para ganar o para perder. Pase lo que pase estaremos orgullosos.
Llegó la hora, nos vamos.
¡1, 2, 3 LOURDES!
¡SED FELICES!